domingo, 20 de marzo de 2011

El fidencismo, tradición y culto que no muere


Monterrey.- En vida llevaba el nombre de José Fidencio Constantino Síntora, conocido como El Niño Fidencio, y su vida lo llevó a convertirse en un icono de la religiosidad popular de México y de otros países.

Nacido en Guanajuato, pero radicado en Espinazo, poblado ubicado en Mina, Nuevo León, Fidencio es el centro de un culto organizado, emanado en la inmensidad del desierto.

Sus seguidores se cuentan por miles. Algunos acuden dos veces al año a las peregrinaciones a Espinazo.

“Pues Espinazo es el lugar más sagrado para los fidencistas, claro que ir en peregrinación a este poblado de Mina, Nuevo León, es la culminación de lo que se podría llamar un acto de fe”, sostiene William Breen Murray, antropólogo y catedrático de la UDEM.

Según el especialista, esta tradición nació de la medicina empírica, y resume mucho de los conocimientos de la herbolaria del noreste mexicano, especialmente sobre el uso de la gobernadora y la flora del desierto.

“Conocía muy bien el uso de las plantas del desierto y utilizaba la gobernadora como uno de sus remedios”, mencionó Héctor Jaime Treviño, historiador.

Por su parte, Breen Murray comenta que el fidencismo es quizás la única religión nativa del noreste de México, pero aclara que ésta no preserva ningún rasgo que lo relacione con el pasado indígena.

“Se basa en una creencia popular surgida de la admiración a la figura de un curandero de principios del siglo XX. La creencia en las posesiones y las tendencias idolátricas han llevado hasta la hacienda de Espinazo a miles de personas a visitar la tumba de Fidencio, como una especie de dogma o doctrina de fe”, explica el catedrático de la Universidad de Monterrey.

A este tipo de religiosidad, sostiene el antropólogo, se le conoce como sincretismo e integra las creencias del fidencismo al catolicismo popular, debido a la canonización del curandero, que se ha vuelto el santo patrono para varias actividades rituales en la región.

“El culto ha conducido a las peregrinaciones a Espinazo, y a un sincretismo que combina el espiritismo con el catolicismo ritual de los cristianos apostólicos”.

Mencionó la evolución que ha tenido el culto a través de los últimos años.

“Este culto se caracteriza por estados de trance entre sus chamanes y la manifestación de santidad del niño representado en imágenes; hoy en día el culto sólo se limita a proporcionar remedios básicos y a dar consultas espirituales”, puntualizó Breen Murray.

A 73 años de haber muerto, los seguidores del Niño Fidencio van en aumento, hecho que llama la atención a los especialistas.

“El fidencismo, más que una religión, es un movimiento cultural que gana adeptos, porque ven satisfechas su necesidad en esta religión, lo que se ve traducido en la propagación de este sistema de creencias”, comentó Cristóbal López, sociólogo y maestro de la UANL.

Aclara que la propagación del fidencismo responde a la satisfacción de las demandas espirituales de sus seguidores.

“Hay algunas personas que practican algún tipo de creencia y tienen algo de insatisfacción, lo que se ve traducido en el refugio de creencias alternativas, que vienen a complementar las necesidades de la gente”, externó el catedrático de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Lorenzo Encinas

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